Veo en las complicaciones técnicas y analíticas un deseo oculto (aunque en veces muy evidente) de justificar aquello que abordan a través de valorar la misma estructura ideal que articula el juicio. Me parece un facilismo encubierto de complejidades cuyo fin no es el discernimiento ni la aproximación, sino la asignación de valores externos ilusorios que en realidad nos alejan del objeto o acto en cuestión. Este distanciamiento no es más que el ímpetu por mantenerse en uno mismo, cerrando la incursión de lo otro en nosotros a partir de la clausura de la vulnerabilidad. Así el encuentro con lo otro se mantiene dentro del espectro del yo, y es sólo dentro de ese espectro que lo otro se percibe y comprende. La percepción se ajusta a las necesidades de una comprensión basada en el yo, en la sistematización del pensamiento propio. Reflejo del uno en el todo, a final de cuentas.
En estos casos (tan frecuentes), la justificación de un objeto, por ejemplo, se hace más representativa de la mente que justifica que del objeto justificado. Desde luego que una perspectiva pretendida como totalmente objetiva es otro tipo de ilusión. Sin embargo, la sistematización analítica funciona como una maquinaria articulada por jerarquías ideológicas, cuyo fin último –ideal– es ver de qué modo el objeto de estudio, acción o creación es identificada y catalogada. La maquinaria procesa lo que ingresa en ella: el sistema analítico como máquina de consumo. Fuera de esa maquinaria nos podemos encontrar de modo más directo con la alteridad, y así acercarnos y dejarnos afectar por ella. Ahí, los límites y directrices de la percepción no se ven reducidos y encaminados por la necesidad de engullir y procesar en base a lo ya conocido, sino que se abren al discernimiento y a la posibilidad de encuentro con lo desconocido, inclusive dentro de lo aparentemente familiar. Esto es lo que considero como un acercamiento poético, abierto a un sinnúmero de relaciones y transformaciones a partir del contacto perceptivo, la apertura empática y la afectación de nuestra conformación psíquica. Dice Stefan Zweig sobre Montaigne: “La más simple anécdota es para él más importante que todo un sistema del mundo. Arte supremo o ausencia total de arte. El poeta o el simple cronista. Le reste est littérature [el resto es literatura], como dice Verlaine, simple profesión. Y Montaigne aborrece toda profesión.” (Montaigne, Editorial Acantilado) La profesión implementa el sistema cerrado (absolutista) y provee la metodología analítica no sólo para entenderlo, sino para mantenerlo. Por otro lado, el aquí llamado acercamiento poético deja que el conocimiento, la percepción y la experiencia abran el panorama de posibilidades a una creatividad que escucha al mundo y a la imaginación profunda, no que impone al yo diciéndose en todo.
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Iván Sparrow AyubBesides making music, I also like to write (and not only about it). Archives
February 2018
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